Los números de la elección del 14/11/21 pueden hablar de “triunfos y “derrotas” pero una lectura más profunda muestra otros matices.
1️⃣ Tuvimos la participación más baja en 38 años de democracia: 71%.
2️⃣ Al oficialismo, el clientelismo le aportó lo suyo pero no le alcanzó.
3️⃣ En la oposición, los resultados de CABA y Buenos Aires muestran que la Ciudadanía rechazó las viejas prácticas: el “a dedo”, los enroques, los cambios de figuritas con formato de ministerio. El número “ganador” no superó el 50% esperado en CABA, y en Buenos Aires no se sumó nada. No se conservaron los votos del contendiente propio en las PASO y los nuevos votos fueron al oficialismo y a las terceras fuerzas.
Un claro fastidio se ha instalado en la Ciudadanía, la certidumbre de la falta de representación y el repudio a las viejas prácticas de la política partidaria de todo signo político.
Los únicos ajenos a esta realidad son los (cada vez menos) fanáticos de los extremos de la grieta (capaces de festejar y avalar casi cualquier cosa) y algunos sectores de la población que no han adquirido (aún) la suficiente autonomía.
La Argentina sufre: hace 12 años y tres gestiones de signos diferentes que no crece y no crea empleo. La política partidaria debiera haber ya comprendido que la situación no da para triunfalismos vacuos, negaciones y euforias, y sería deseable que lea la agenda ciudadana cada día con más atención y registre.
Solemos escuchar, en oficialismo y oposición, frases del tipo:
“No sé si seré candidato” “Es muy temprano” “En Argentina dos años es una eternidad”.
¿Una eternidad para qué?
Dos años puede ser una eternidad para darle tiempo a los arreglos, a ver quien mide más, como se conservan las quintitas, se completan transacciones y se realizan más enroques. O sea: lo peor de la “rosca” política, que de por sí de malo no tiene nada.
Ahora, para trabajar en un plan concreto macro/micro, para el desarrollo de la Argentina hasta el último rincón de nuestras provincias (si, ya sabemos: hay unos cuantos a los que nos les conviene esto), liderado por el candidato, profesionales idóneos, sus posibles ministros y sus equipos, para saber que van a hacer, en concreto, desde el momento en que comiencen a gobernar… les garantizamos que dos años es nada. Nada de nada.
Encima, no son ni siquiera dos años, porque cada candidato debiera tener sus equipos y su plan muy encaminado para principios de 2023, para antes de que comience (otra vez más) la vorágine de las campañas y todos trabajen de candidato. O sea, es solo un poquito más de un año.
Volviendo a la representación, en las PASO el oficialismo participó sin internas y la oposición con una interna deficiente. Si los partidos forman parte de una coalición, que cada partido presente sus candidatos y que sus afiliados elijan. Luego, que esos candidatos compitan en las PASO. Transparencia. La posibilidad de que llegue gente nueva. No queremos más candidatos elegidos a dedo y no más listas sábanas. Queremos una renovación de la política partidaria.
A la vez llegan buenas noticias: como la decisión estará en los afiliados, los políticos ya no deberán esforzarse en negociaciones subrepticias. La falta de tensión los desestresará y les liberará tiempo para trabajar en el Plan que necesitamos.
A esta altura debiera quedar claro que durante cuatro años un partido/ coalición está a cargo del gobierno (no del Estado) mientras que otra coalición/partido/s está a cargo de la oposición. Y que ambos, oficialismo y oposición debieran hacer los deberes lo mejor posible para en un caso ser reelegidos y en otro llegar/ volver al gobierno (no al “poder” como también escuchamos decir, porque el poder es de la Ciudadanía, los políticos lo tienen delegado).
¡Quién les dice! Quizás con un buen Plan estratégico a corto, mediano y largo plazo, se cumple el sueño de todos: para la política partidaria que alguno gane en primera vuelta y para nosotros, los agobiados Ciudadanos, que podamos finalmente votar propuestas, y no ya al “menos malo”.
Queremos que la política partidaria de todo signo político deje de chicanear, hablar del pasado, echarse culpas y se dedique a trabajar en un Plan Integral de Desarrollo y Crecimiento Económico para nuestro país hasta el último rincón, acompañado de sus Políticas de Estado, que los trasciendan a todos los que, efímeramente, debieran estar solo al servicio de la Argentina y su Ciudadanía.
Hagamos habitar el futuro en el presente.
Empecemos otra Argentina, pero esta vez, que sea en serio:
Que la política partidaria se ponga a trabajar desde ahora.
#Basta de verso ✋🏼
Basta de sanata 🚫
Laburen
Representatividad
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Hay que trabajar. trabajar y trabajar ! Basta de palabras, necesitamos hechos. Desarrollo productivo y economías sustentables Federal.