En cualquier gobierno, de cualquier tiempo, lugar y signo político, transformar una interna en una crisis institucional sería despreciable.
En Argentina, un país que hace once años que no crece, que hace cuatro profundiza día a día su caída a la pobreza y que en los últimos dos años ha sumado muerte y desesperanza, tal actitud es el colmo de la desvergüenza: del gobernar escindidos de la ciudadanía, el supremo desregistro de las necesidades del pueblo. Una total falta de empatía en medio la decadencia económica y social que habitamos.
A su vez, la oposición festeja, como si fuera un triunfo propio, el resultado de las urnas del 12 de septiembre pasado, espejo de la debacle que ellos mismos experimentaron dos años atrás. Más desregistro 
.
Los ciudadanos asistimos, azorados y agotados, a un nuevo capítulo de una saga sin nombre ejecutada por la nueva oligarquía argentina: la clase política.
Los ciudadanos hemos dejado de ser sujetos para pasar a ser meros objetos a usufructuar para sus emprendimientos de poder. Ciudadanos cosificados.
¿Hasta cuando abusarán de nuestra paciencia?
Dejemos de ser objetos útiles, de defender signos políticos, nombres, caras, eslóganes vacíos, falsas propuestas. Informémonos, aprendamos, protestemos y “propuestemos”.
No nos quedemos callados. Seamos la voz de la soberanía de nuestro pueblo. Una voz que quiere vivir en paz y prosperar.
¡Queremos un Plan para nuestro país! 
Un Plan que no se ponga en tela de juicio por los resultados de ninguna elección, un plan que trascienda a los ciclos políticos para el desarrollo de Argentina.
Exijamos idoneidad a nuestros representantes, compromiso y responsabilidad.
Que cada candidato comience ya a trabajar, y que en el 2023 explicite su programa de gobierno con claridad, junto al nombre de sus ministros y sus equipos.
¡Sumate a Plan País Argentina! Construyamos todos juntos un futuro mejor 
. Un futuro en el que que la Política sea prestigiada y eficaz.
Basta de sanata. Basta de verso.
